jueves, 6 de agosto de 2015

LA NUEVA REDACCIÓN Y NUESTROS DERECHOS

Lamentablemente debemos decir que ese diálogo nunca existió. La Nación utilizo como política el silencio y promesas incumplidas. Apenas algunas reuniones informativas donde salíamos con más dudas que certezas.

Esta empresa viene incumpliendo el Estatuto y el Convenio de Prensa desde hace años. Un aspecto crucial en esta implementación de la nueva redacción que nos afecta enormemente es el horario laboral convencional.

La explicación:

El estatuto del periodista (ley 12908) en su art 34 dispone que el horario laboral no será mayor a las 36 hs. Semanales. Por su parte, y es aquí donde esta norma se complementa, el Convenio de Prensa 301/75 que rige la nuestra actividad, en su artículo 40 dispone lo siguiente:

Art. 40º) – Se agregan al artículo 34º del Estatuto del Periodista (Ley 12.908) y al artículo 8º del Estatuto del Personal Administrativo de Empresas Periodísticas (Decreto 13.839 / Ley 12.921) las siguientes disposiciones:
1.- Las empresas determinarán las jornadas de labor de acuerdo a las normas legales citadas. Se respetarán, asimismo las prácticas preexistentes, es decir, no se excederá la cantidad de horas que en promedio semanal se vinieran realizando, si ésta fuera menor al máximo legal.
2.- El descanso hebdomadario será de cuarenta y ocho horas, preferentemente ininterrumpidas que recaerán en orden de prelación de acuerdo a las necesidades de servicios:
a. En sábado y domingo;
b. En viernes y sábado o bien en domingo y lunes;
c. En días distintos a los anteriores.
3.- Las normas precedentes deberán aplicarse atendiendo a mantener u obtener eficientes de productividad.

Como verán, nada es mágico ni se trata de un capricho. La norma es clara al respecto. En la firma de este convenio es donde nace el régimen laboral conocido como 5 x 2 (se divide la semana en 5 días laborales siendo los otros 2 de franco)
Como consecuencia del mismo, los trabajadores de prensa trabajamos 7 horas diarias. Nosotros estamos trabajando en un régimen horario corrido de 7 horas donde siempre se incluyó el almuerzo. Sin embargo, y en vista de la implementación de la nueva redacción, la empresa quiere imponer un nuevo régimen. Al menos, es lo que se escucha.

Más allá de sus intenciones, cualquier cambio deberá ampararse en las normas citadas, especialmente, en la limitación que el art. 40 del convenio pone de manifiesto.  Todo cambio deberá respetar las prácticas preexistentes. Esto se basa en el famoso principio de los usos y costumbres que la propia ley 20774 coloca en su art. 1 como fuente de regulación para las relaciones del trabajo. Por supuesto, todo cambio impuesto sin la anuencia de los trabajadores de prensa es ilegal.

Debemos recordar que este régimen horario que nos rige no es un beneficio ni un regalo empresarial. Es producto de un acuerdo de parte. Un convenio entre los trabajadores de prensa y La Nación al momento de la implementación del artículo 40 del convenio. Acuerdo que la empresa incumple en varios sectores, dado que vale para todos los trabajadores, incluso para los que ingresaron con posterioridad al acuerdo.

También como dato importante, en las empresas periodísticas donde los trabajadores no almuerzan ni cenan se trabaja seis horas: Página 12, Ámbito Financiero, ANSA, DyN, Telam, Crónica, entre otras.

Recordemos que en La Nación el vale de comida fue una conquista de los trabajadores, así como los cinco cuartos y la medicina prepaga. Se consiguieron tras jornadas de lucha como compensación en épocas en que se prohibían los aumentos salariales.

Esta es la verdad. Ninguna otra explicación se corresponde ni con las leyes, ni con la historia.

Por otro lado, como elemento perturbador y en momentos en que se busca establecer un clima de diálogo en la redacción, se lleva adelante un plan de reducción de puestos de trabajo a través de prejubilaciones y retiros voluntarios. En su comunicación la empresa sostiene que es voluntario. Ya hay varios compañeros que nos informaron que han sido “tanteados” para tomar alguno de los planes. No aceptemos ni aprietes ni apretadas. El retiro y la prejubilación son voluntarios.


Por último, volvemos a reclamar  a la empresa  la pronta apertura de una mesa de trabajo donde se discutan los temas que importan a los trabajadores.